Panorámica de las inmediaciones del glaciar Russell
La sola idea de iniciar un viaje a Groenlandia despertaba en mí increíbles emociones. Siempre lo he considerado un destino mítico, lleno de historias y leyendas de exploradores, que a lo largo de los tiempos han tratado de domar a este gigante de hielo. La costa oeste me ofrecía múltiples atractivos: fauna terrestre y marina, icebergs gigantes, la posibilidad de observar auroras boreales, comunidades inuit…una apasionante combinación de experiencias… Groenlandia, la mayor isla del planeta, es una región autónoma perteneciente al reino de Dinamarca, un estatus un tanto peculiar, ya que los groenlandeses tienen prácticamente todas las competencias, aunque la jefatura del estado la ejerce actualmente la reina de Dinamarca, Margarita II. Para llegar a la costa oeste de Groenlandia, hice una escala en Copenhague con dirección a Kangerlussuaq, (Søndre Strømfjord en danés), donde se encuentra el mayor aeropuerto del Groenlandia y el único con capacidad para aviones de gran envergadura.
Maravillosa vista aérea de las montañas y los glaciares de Groenlandia
El nombre Kangerlussuaq significa «Gran fiordo» en groenlandés y es que esta población se encuentra al final de un fiordo de enormes dimensiones (160 kms de longitud), y fue construida como base aérea militar por Estados Unidos en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, y cuyos militares permanecieron allí hasta el cierre de la base en 1992. Todavía pueden observarse muchos recuerdos de los tiempos como base militar.
Kangerlussuaq
Al día siguiente de mi llegada a Kangerlussuaq tenía una excursión contratada al glaciar Russell y la capa o casquete de hielo, el llamado Indlansis, cuya profundidad en algunos puntos llega a superar los 3 kilómetros, constituyendo la segunda mayor masa helada del planeta, solo por detrás de la Antártida. El vehículo que nos trasladaría a la base de los glaciares era un camión 4×4 con capacidad para unas 30 personas aunque solo 9 habíamos contratado la excursión ese día.
Camión 4×4 para el exigente trayecto al glaciar Russell
El camino al glaciar es sorprendentemente árido y arenoso, lo que hace que solo este tipo de vehículos puedan transitarlo. Aún siendo un trayecto muy bacheado y movido, se disfruta plenamente a través de la ventanilla…es un paisaje agreste pero a la vez muy atractivo…y aún más sabiendo lo que estaba por venir. La llegada al borde de la capa de hielo llena de emoción a cualquiera…frente a nosotros un impresionante desierto de hielo ante el que pocas palabras caben…
Capa de hielo de Groenlandia
Tras disfrutar de este increíble paisaje helado, nos dirigimos a la base del glaciar Russell, otra mole de hielo de grandes dimensiones y cuyo frente tiene una altura que llega a los 60 metros. Es un glaciar activo que avanza 25 metros cada año, y el contraste de su color azul con la tundra que lo rodea crea un escenario maravilloso.
Frente del glaciar Russell
Foto aérea de la lengua del glaciar Russell
Antes de finalizar esta excursión, y ya de vuelta a Kangerlussuaq, el guía nos indicó que esa noche se iban a dar las condiciones climáticas ideales para observar uno de los mayores expectáculos que nos regala la naturaleza…La aurora boreal. Dichas condiciones consisten básicamente en que el cielo esté despejado, lo que también se traduce en frío intenso… aunque merece la pena aguantar las gélidas temperaturas para deleitarse con semejante maravilla. Aguardando en el hotel, cuando la noche era ya cerrada, desde la ventana pude observar un haz de luz verdoso en el horizonte que anunciaba la llegada de las luces del norte… Entonces la emoción se dispara y ya no puedes volver a apartar la mirada del cielo…La aurora cambia de color, diferentes tonos de verde, violeta… se mueve, danza por el cielo y las sensaciones que produce son indescriptibles…Sin duda una de las experiencias que todo ser humano debería experimentar al menos una vez en la vida…
La hipnotizante y espectacular aurora boreal
Con el dulce gusto de haber disfrutado la noche anterior de uno de los momentos más especiales del viaje, al día siguiente era turno de visitar los alrededores de Kangerlussuaq. Uno de los grandes atractivos de la zona es la posibilidad de observar bueyes almizcleros, ya que la tundra alrededor de Kangerlussuaq es su territorio y varias familias de bueyes deambulan por la zona. Siempre hay que mostrarse respetuoso ya que se trata de animales en estado salvaje y pueden sentirse amenazados ante determinadas actitudes, así que si tenemos la suerte de observarlos hay que guardar una distancia prudencial y sobre todo respetar su espacio. Para ello me dirigí hacia el Lago Ferguson, al sur de Kangerlussuaq y tras cruzar la otra parte de la población se llega a las inmediaciones del lago tras ascender pequeñas colinas.
El autor en las inmediaciones del Lago Ferguson
Mi recorrido consistió en una caminata circular pasando por otro pequeño lago, el Lille Saltso hasta llegar a la cima de la montaña Black Ridge y que domina el paisaje alrededor de Kangerlussuaq. Lo cierto es que me siento muy afortunado ya que al poco tiempo de pasar cerca de este pequeño lago, pude divisar en la distancia un grupo de bueyes almizcleros que se encontraba pastando por la zona. Con los prismáticos pude observarlos un buen rato y ellos se percataron enseguida de mi presencia, a pesar de la distancia.
Buey alzmizclero en la tundra groenlandesa
El buey almizclero ha sido una de las pocas especies que ha sobrevivido a la última glaciación y apenas han evolucionado desde entonces. Son animales preparados para sobrevivir a temperaturas extremas, debido a su espeso pelaje, su hábitat se encuentra en las zonas árticas como Alaska, Siberia, Groenlandia y recientemente han sido introducidos en zonas del norte de Noruega. Tras observar a este grupo de bueyes continué hacia Black Ridge y a medida que ganaba altura pude observar una magnífica panorámica de la impresionante capa de hielo, a unos 30 kms de distancia.
Vista de la capa de hielo desde las inmediaciones de Black Ridge
Panorámica de Kangerlussuaq y el gran fiordo desde Black Ridge
Y justo antes de llegar a la cima de Black Ridge, a unos 500 metros de la misma, me crucé con otro grupo de bueyes almizcleros, esta vez mucho más cerca de mi y en plena lucha de los machos en celo por su territorio, una experiencia increíble. El enfrentamiento se produce mediante el impacto de frente de sus cornamentas a enorme velocidad y cuyo sonido al chocar es sobrecogedor…No me cansaba de disfrutar observando a estos maravillosos seres.
Bueyes almizcleros en plena lucha por las hembras
Aunque la fauna no se reduce a los bueyes almizcleros, ya que esta zona pasa por ser una de las más ricas en variedad animal de toda Groenlandia, donde habitan zorros árticos, renos, liebres árticas y varias especies de aves como la perdiz nival o el arnoldo ártico. Para disfrutar plenamente del senderismo alrededor de Kangerlussuaq, recomendaría la guía «Hiking around Kangerlussuaq/Søndre Strømfjord» con detallados mapas, rutas e información muy útil de toda la zona.
Guia senderista de Kangerlussuaq y sus alrededores
Mi siguiente destino sería la población de Ilulissat, 250 kilómetros al norte de Kangerlussuaq y la tercera población más numerosa de Groenlandia, con unos 5.000 habitantes. Es uno de los destinos estrella de Groenlandia por muchas razones, pero principalmente por una de ellas…los icebergs gigantes…El vuelo desde Kangerlussuaq es corto, apenas 30 minutos y a pesar de la niebla desde la ventanilla del avión se observan unas vistas espectaculares..
Vista aérea de los ríos glaciares
Vista aérea del borde de la tundra con el Indlansis de Groenlandia
Al sobrevolar el area del fiordo de Ilulissat, ya se podían observar los icebergs gigantes flotando a la entrada del fiordo. Era solo un precioso anticipo de lo que esperaba al explorar en profundidad este maravilloso lugar…
Foto aérea de un iceberg de enormes dimensiones
Ilulissat es uno de los principales destinos turísticos de Groenlandia debido a su privilegiada ubicación junto al fiordo (Ilulissat Icefjord) por el cual fluyen los icebergs que posteriormente vagarán a la deriva por toda la bahía de Disko, y que forman un espectacular escenario justo en frente de la población de Ilulissat. El Icefjord está incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El colorido de las casas de Ilulissat
A pesar de que los icebergs sean la principal atracción de la zona, no debemos de dejar de explorar Ilulissat. Este es el lugar de nacimiento del famoso explorador Knud Rasmussen cuya antigua casa es actualmente un museo. El colorido de las casas contrasta con el blanco de los icebergs creando una combinación mágica para los amantes de la fotografía, como es mi caso. La mayor parte de la población es inuit y aquí podemos encontrar supermercados, tiendas, bares e incluso una discoteca.
Vista de Ilulissat y su iglesia
El glaciar Sermeq Kujalleq es el más productivo del hemisferio norte y su ritmo de avance hace que se generen los icebergs gigantes que fluyen por el fiordo hasta terminar esparcidos por la bahía de Disko generando una enorme acumulación de hielo y el maravilloso escenario que se puede contemplar desde Ilulissat. Sólo en la Antártida existen glaciares que generen mayor cantidad de hielo.
Barco pesquero entre los icebergs gigantes de la bahía de Disko
Una salida en barco por la bahía de Disko hasta la entrada del Icefjord ofrece la oportunidad de maravillarse con la magnitud de los icebergs así como de algunas de sus extraordinarias formas, que parecen talladas por un fino escultor. Esta bahía está frecuentada por pequeños y medianos barcos pesqueros que faenan entre bloques de hielo en busca de halibuts y también focas, muy apreciadas por los nativos tanto por su carne como por su piel.
Formas de iceberg
Bello reflejo de iceberg
La disección de un iceberg
Barco pesquero ante un enorme iceberg
De vuelta a Ilulissat no debemos perdernos el sendero que desde el centro de la población nos conducirá por un lateral del Icefjord, con numerosos miradores espectaculares donde contemplar la ingente cantidad de icebergs que fluyen fiordo abajo. Es un paisaje extraordinario y muy especial que hace que nos frotemos los ojos ante la visión que tenemos en frente de nosotros..
Vista desde el sendero del Icefjord
Los atardeceres en el ártico tienen un color especial y si tenemos la suerte de que la climatología acompañe, disfrutaremos de magníficas puestas de sol, con los brillantes reflejos del hielo contrastando con los tonos anaranjados del cielo.
Puesta de sol sobre la bahía de Disko
A la mañana siguiente, tomé el ferry que me conduciría al útimo de mis destinos de este viaje: La isla de Disko, la mayor de Groenlandia de las que están separadas del territorio principal. Aquí la mayor población es Qeqertarsuaq, con unos 1.000 habitantes y situada al sur de la isla de Disko. Ésta isla es uno de los secretos mejor guardados de Groenlandia, un auténtico paraíso para los amantes del senderismo, un excelente lugar para la observación de fauna, tanto marina (ballenas y focas) como una muy variada avifauna.
Iceberg vagando frente a la costa de la isla de Disko
Qeqertarsuaq se encuentra en el punto más al sur de la isla y es una bonita población protegida por montañas de basalto en cuya cima se encuentran algunos campos de hielo de considerables dimensiones. La actividad principal de Qeqertarsuaq ha sido siempre la pesca, y durante muchos años fue una importante estación para la caza de ballenas.
Panorámica del puerto de Qeqertarsuaq
El museo de Qeqertarsuaq merece la pena visitarlo y contiene una buena muestra de la historia de esta población, donde se exhiben objetos que nos trasladan a su pasado ballenero, así como vestimentas de los inuit y fotos de los antiguos habitantes de la isla.
Utensilios de caza de los inuit y un cuerno de narval en el museo de Qeqertarsuaq
Como ya he mencionado, la isla de Disko es un magnífico lugar para hacer senderismo y trekkings. Existen varias rutas partiendo desde Qeqertarsuaq, pero salvo que compremos una guía que venden en el museo, será muy difícil encontrar información acerca de estas rutas. Ésto da una idea acerca de lo salvaje y aislado que es este lugar…En mi caso realicé dos trekkings, uno por la zona llamada Blæsedalen, que transcurre siguiendo el discurso de un río glacial y el otro hasta la impresionante zona basáltica de Kuannit.
Las montañas Lyngmark desde el sendero a
La ruta a Blæsedalen puede conectarse fácilmente con la que conduce a Kuannit, atravesando la esponjosa vegetación de tundra omnipresente por estos lares. La sensación de soledad y de naturaleza intacta se vuelve cada vez más acentuada al caminar por parajes como este y la impresión de que pocos lugares como este quedan en el planeta.
Cascadas en la Ruta Blæsedalen
El plato fuerte vendría al llegar a la zona llamada Kuannit. Para un amante de la geología y la vulcanología como yo fue toda una sorpresa. Aquí hay evidentes marcas de una gran actividad volcánica en el pasado. Enormes bloques de columnas basálticas a lo largo de un extenso tramo de costa y que no siendo conocida como lo es La Calzada de los Gigantes en Irlanda o la zona basáltica de Vik en Islandia, es aún más impresionante. Aunque lo sería todavía más visto desde un bote…
La bonita costa de Kuannit
En los acantilados de Kuannit
No podía marcharme de la isla de Disko sin disfrutar de uno de sus grandes atractivos: el mar. Para ello contacté con un pescador local que por una cantidad económica se mostró dispuesto a llevarnos a mi y a las otras dos únicas turistas que estaban ese día por Qeqertarsuaq, una chica danesa y otra francesa, a recorrer la costa de Kuannit y a intentar ver ballenas. Su bote no era precisamente muy cómodo, pero nada más auténtico que vivir esta experiencia con un pescador inuit, y con la suerte de que Mai, la chica danesa, ejerciera de traductora. Antes de llegar a la zona basáltica de Kuannit tuvimos un encuentro con una ballena minke (también llamada rorcual aliblanco), una especie bastante esquiva y que permanece bajo el agua durante mucho tiempo, lo que hace difícil su avistamiento. Felices y emocionados por ver a esta ballena, poco más tarde, y con la pericia de pescador de nuestro guía inuit atrayéndolas con unos simples silbidos, localizamos un grupo de focas pía o de Groenlandia relajadas nadando en grupo.
Focas pía nadando en grupo cerca de Kuannit
Y tras navegar entre icebergs a la deriva, llegamos a Kuannit. Las formas retorcidas de las rocas junto con los órganos basálticos casi perfectos se deben al enfriamiento repentino de la lava creando formas hexagonales y las columnas de basalto.
Basalto en la costa de Kuannit
Columnas basálticas
Cascada entre columnas basálticas
Desde el mar se pueden observar todo tipo de cuevas que no pueden avistarse desde tierra, por lo que la experiencia merece mucho la pena.
Cuevas de basalto en la costa de Kuannit
De vuelta a Qeqertarsuaq tras esta magnífica excursión marítima,y con las piernas entumecidas por el frío (sí, a pesar de ello la experiencia fue maravillosa), un paseo por el pueblo era la mejor manera de despertar la circulación en las extremidades inferiores así que me dirigí a las afueras donde se encuentra el edificio de la Estación Ártica, utilizada por científicos daneses para la observación tanto de la climatología, de la flora y la fauna como de todos los aspectos medioambientales relacionados con una zona tan sensible a los cambios como es el ártico.
Estación Ártica de Qeqertarsuaq
Cerca de la Estación Ártica se encuentra la playa de Qeqertarsuaq, y aunque por la latitud en la que nos encontramos no es apta para el baño precisamente, tiene un atractivo especial…y es que ¿en cuantos sitios se puede ver una playa invadida de icebergs?
La playa de Qeqertarsuaq poblada de icebergs ¿hace un bañito?
Aquí también, al igual que en Ilulissat, el colorido de las casas es muy llamativo y si un edificio destaca entre todos en esta población, es su bonita iglesia, cuya estructura y color llaman la atención desde la distancia.
La iglesia de Qeqertarsuaq
Para finalizar el día, contemplar los icebergs desde la orilla costera es la mejor de las despedidas de un lugar tan especial como es Qeqertarsuaq y la maravillosa isla de Disko, unos de esos lugares que quedan marcados a fuego en la memoria de un viajero.
Iceberg al atardecer
Era el momento de abandonar la isla de Disko y el ferry de vuelta a Ilulissat esta vez iba a hacer una parada en la población de Aasiaat, que junto a Qeqertarsuaq son los dos únicos municipios que no pertenecen a la isla principal de Groenlandia. De camino a Aasiaat el trayecto en ferry nos regaló, además de un precioso atardecer, la posibilidad de ver a un grupo de unas 6 ballenas jorobadas desde la distancia como colofón a un extraordinario recorrido por la bahía de Disko.
Cola de ballena en la bahía de Disko
Ballenas en la bahía de Disko
Bonito atardecer en la bahía de Disko
Aasiaat es con unos 3.300 habitantes, la cuarta población más numerosa de Groenlandia y a menudo llamado el «Pueblo de las ballenas», ya que estos cetáceos son avistados frecuentemente en las inmediaciones de la costa de Aasiaat. Aquí las principales actividades económicas son la pesca del cangrejo y el camarón, la industria naval y el turismo. La observación de ballenas es una de las actividades turísticas más populares. La parada en Aasiaat es de corta duración y no tengo tiempo a explorar en profundidad la localidad pero aún así me causa una muy grata impresión.
Las bonitas casas de Aasiaat
En mi último día en Ilulissat decido hacer una de las caminatas más largas por los senderos alrededor de la población realizando una ruta circular que me llevaría todo el día pasando por dos lagos, el pequeño y el gran Vandso.
El pequeño lago Vandso
Este recorrido es bastante exigente debido a lo blando del terreno de tundra y a lo fangoso que se vuelve en algunos de los tramos y requiere varias horas para completarlo, aunque merece mucho la pena el esfuerzo. Tuve la oportunidad de ver a varias liebres árticas deambulando por la zona cercana a los lagos siendo la única compañía en este terreno inhóspito.
Sendero alrededor de Ilulissat
Y no podemos olvidarnos de dos de los protagonistas principales del ártico: Los perros y sus trineos…Tan necesarios como abundantes en estas tierras, y que juegan un papel fundamental como medio de transporte en los crudos y largos inviernos.
Perros aguardando la llegada del invierno en Groenlandia
Los trineos usados como medio de transporte en Groenlandia
Llegado el final de mi viaje por Groenlandia, mis ojos se deleitan hasta el último segundo…por la ventanilla del avión un maravilloso y vasto mundo helado en constante movimiento y siempre fascinante…
Vista aérea de la capa de hielo de Groenlandia
La magia del ártico te atrapa, te seduce, te impresiona…y aún no has dejado esta tierras y ya te has prometido a ti mismo que volverás muy pronto….